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Gerardo Aguado
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Gerardo Abraham Aguado Gómez es miembro de Acción Nacional desde 2008. Actualmente es Diputado local en la LXI Legislatura del Congreso del Estado de Coahuila. @GerardoAguado

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11 Julio 2020 04:00:00
Decisiones
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Seguramente todos nos hemos preguntado si las decisiones que se han tomado por las autoridades a raíz de la pandemia por Covid-19, tanto en la Federación (principalmente), entidades federativas como en los municipios han sido las correctas.

Si el confinamiento era después y no en marzo, que si se precipitaron en reactivar la economía, que si la solución eran los toques de queda o la multa a quien no respetara las medidas, etcétera. La verdad es que estamos ante un escenario distinto, al que nunca nos habíamos enfrentado como sociedad y obviamente como Gobierno.

Aun así, a todos nos queda el sinsabor de “si efectivamente sirvió encerrarnos, de si sirvió de algo que cerraran empresas, que se detuviera la actividad y que miles de hogares se quedaran sin sustento si hoy, que se reanudó parcialmente la economía, los contagios se dispararon”. Las preguntas concretas son: ¿Valió la pena confinarnos dos meses, si al final de todas formas nos contagiaríamos de forma exponencial?, ponderando, ¿Cuál ha sido el costo-beneficio de la reactivación?

Lamentablemente la Covid-19 ha obligado a todas las naciones afectadas a una decisión contrastante: ¿salud o economía? La cuarentena derrumbó las economías, más en países como el nuestro, donde el Gobierno federal fue incapaz desde un principio para enfrentar la pandemia y sus consecuencias. Pero, la apuesta era superar la crisis sanitaria, vencer al virus y erradicarlo de nuestro suelo; un sacrificio enorme debimos hacer todas y todos los mexicanos.

El sacrificio nos llevó a la parálisis de la economía que de por sí ya estaba afectada por las malas decisiones del Gobierno encabezado por AMLO. Vino la pérdida de millones de empleos, la reducción de salarios a la mitad, el cierre de miles de micros, pequeñas y medianas empresas, muchas de ellas cerraron para siempre. Se contrajo drásticamente el consumo, los mexicanos se llenaron de deudas impagables, y los gobiernos, federal, estatales y municipales vieron reducidos sus ingresos ordinarios en forma alarmante.

Ahora el problema es que con la reapertura tenemos dos males: la pandemia no fue controlada, sino que sigue creciendo a paso veloz y la economía nacional y local enfrenta una crisis sin precedentes; soportada por un Gobierno federal indolente y ciego, que se comporta como si no pasara nada.

El temor es uno solo, y lo compartimos todos: ¿Qué va a pasar con la pandemia y con la economía? ¿Cuándo finalmente terminará esto? ¿Acaso debemos prepararnos para un escenario mucho peor? La información veraz y oportuna es nuestra mejor arma para conocer la situación real, por lo menos de nuestro estado, y saber cuáles son los pasos que debemos dar hacia el futuro inmediato.

La “nueva normalidad” trajo un alza notable en las confirmaciones de contagios y decesos en el país, pero a nivel estados el incremento es más pronunciado. Hasta el 30 de mayo –cuando terminó la Jornada Nacional de Sana Distancia– la Ciudad de México, el Estado de México, Baja California, Tabasco y Veracruz eran los estados que se encontraban en el top cinco con más registros.

A un mes de eso, Baja California salió de este grupo y entró Puebla. Los estados que porcentualmente hablando registran el alza más pronunciada son Nuevo León y Jalisco. Cómo saber a estas alturas qué hubiera sido lo mejor, la tardanza del Gobierno federal en reaccionar y las acciones anquilosadas se suman al sinsabor de la ciudadanía. Sin embargo, eso es toro pasado, el hubiera no existe. Lo que los gobiernos, empezando por el federal, deben hacer es poner en una balanza las decisiones tomadas y en coordinación absoluta con las entidades ver que se amolda mejor a cada una, salvaguardando principalmente la salud de los mexicanos, pero buscando cómo no afectar la economía.

Se dice fácil, pero de que se puede salir mejor librado, se puede.
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