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hace 3 años
[Saltillo]

Realizan homenaje a don José, el titiritero de Saltillo

Un grupo de personas se dio cita a uno de los sitios frecuentes de don José Alfaro Padilla

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Fotos: Zócalo | David Fuentes
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Saltillo, Coah.- El cuerpo de don José visitó por última vez el cruce de Venustiano Carranza y Humberto Hinojosa, en donde junto con “Betito” logró sacarnos sonrisas en más de una ocasión, convirtiéndose así en un icono saltillense.

Inclusive, aunque la salud del generoso hombre ya se debilitaba y los médicos habían recomendado reposo, todavía don José acudió el pasado lunes al crucero donde, como todos los días, le daba vida a “Betito”.



En esa esquina, de la Venustiano Carranza y Humberto Hinojosa, la fama alcanzó a José Alfaro Padilla, pues logró sacarle sonrisas a varias generaciones, por lo que se convirtió en un sitio especial y preferido para él, incluso hasta sus últimos días.

Después de una velación en la intimidad de la familia, los deudos decidieron llevar el cuerpo al lugar donde don José llegaba cada mañana, durante más de 30 años consecutivos.

Pasadas las 11:00 horas de ayer, el cuerpo de José llegó al crucero, donde las muestras de afecto al titiritero ya lo esperaban, pues muy temprano, voceadores, enfermeras de la Clínica número 2 del IMSS y trabajadores de negocios aledaños al cruce, colocaron una ofrenda floral en homenaje a don José.

El pueblo en general se dio cita, decenas de personas se formaron para acercarse al féretro y darle el último adiós, con una bendición o un beso entre lágrimas de tristeza.

Finalmente, el cuerpo de don José fue llevado a la empresa funeraria, donde fue cremado, para ser entregado a sus familiares.




Sus compañeros

Se recuerda que hace 40 años, don José Alfaro, fallecido el martes por la mañana, compró un muñeco de ventrílocuo en 200 pesos, un año después se lo robaron y aprendió a fabricarlos él mismo. Así “nacieron” Poncho, Mario, Memín y por último Beto, que en los últimos 20 años lo acompañó en el cruce de los bulevares Carranza e Hinojosa. Beto cantaba y contaba chistes a los automovilistas.

Don José Alfaro, quien tenía 74 años, y Beto, trabajaban mañana y tarde, y cada mes juntaba las monedas recolectadas y formaba bolsas de 500 pesos, que luego entregaba personalmente a niños y jóvenes en situación vulnerable para que continuaran sus estudios y compraran medicamento, si así lo requerían.




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