hace 3 años
[Estados]
Critican a alcalde de Oaxaca por decomisar mercancía a hombre de 84 años
Inspectores municipales decomisaron sillas de madera a un hombre de 84 años a unos metros del Zócalo
Foto: Zócalo | Especial
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Oaxaca.- El alcalde de Oaxaca, el morenista Oswaldo García Jarquín, volvió a verse envuelto en un escándalo luego de que su gobierno decomisó mercancía a un anciano, mientras más de mil 700 vendedores ambulantes, al amparo de nueve supuestas organizaciones sociales, mantienen invadido el Centro Histórico.
En un video que circula en redes sociales se observa a inspectores municipales decomisando cinco sillas de madera y un diablito a Francisco Flores Guadalupe, un vendedor de 84 años de edad y con discapacidad auditiva.
La transmisión, realizada por Carlos Salazar para Monitor Noticias en Facebook, generó enojo y cuestionamientos al presidente municipal Oswaldo García Jarquín, quien tuvo que recular e informar, mediante un comunicado, que “tras evaluar la situación y por tratarse de una persona de la tercera edad, se procedió a la devolución de la mercancía asegurada sin el pago de multa respectiva”.
Los hechos ocurrieron en la Calle de Valdivieso, atrás de la Catedral de Oaxaca, donde los inspectores levantaron la mercancía de Francisco Flores Guadalupe mientras que, a unos metros, el Zócalo está invadido por puestos de supuestos desplazados triquis y de integrantes de nueve organizaciones que dejan dos millones de pesos a sus dirigentes por el derecho de piso.
En el video de 11 minutos con 53 segundos, Carlos Salazar narra el Viacrucis del vendedor de 84 años, originario de Soledad Atzompa, Veracruz, al tiempo que cuestiona a los inspectores del por qué no van a desalojar a los ambulantes que tienen sitiado el Centro Histórico.
La respuesta de uno de los inspectores fue contundente: “Tendrá que checarlo en la oficina. Cada uno (de los ambulantes) tiene su organización, están los que tienen recibo de pago y lo político”.
Pero como Francisco no tiene organización, ni recibo de pago ni un asunto político, procedieron a despojarlo de sus cinco sillas y el diablito que las transporta.
El caso conmueve tanto que una señora le regala 20 pesos, aunque sea para “su pasaje”, mientras el señor con impotencia observa cómo se llevan su mercancía con la que se gana la vida.
En un video que circula en redes sociales se observa a inspectores municipales decomisando cinco sillas de madera y un diablito a Francisco Flores Guadalupe, un vendedor de 84 años de edad y con discapacidad auditiva.
La transmisión, realizada por Carlos Salazar para Monitor Noticias en Facebook, generó enojo y cuestionamientos al presidente municipal Oswaldo García Jarquín, quien tuvo que recular e informar, mediante un comunicado, que “tras evaluar la situación y por tratarse de una persona de la tercera edad, se procedió a la devolución de la mercancía asegurada sin el pago de multa respectiva”.
Los hechos ocurrieron en la Calle de Valdivieso, atrás de la Catedral de Oaxaca, donde los inspectores levantaron la mercancía de Francisco Flores Guadalupe mientras que, a unos metros, el Zócalo está invadido por puestos de supuestos desplazados triquis y de integrantes de nueve organizaciones que dejan dos millones de pesos a sus dirigentes por el derecho de piso.
En el video de 11 minutos con 53 segundos, Carlos Salazar narra el Viacrucis del vendedor de 84 años, originario de Soledad Atzompa, Veracruz, al tiempo que cuestiona a los inspectores del por qué no van a desalojar a los ambulantes que tienen sitiado el Centro Histórico.
La respuesta de uno de los inspectores fue contundente: “Tendrá que checarlo en la oficina. Cada uno (de los ambulantes) tiene su organización, están los que tienen recibo de pago y lo político”.
Pero como Francisco no tiene organización, ni recibo de pago ni un asunto político, procedieron a despojarlo de sus cinco sillas y el diablito que las transporta.
El caso conmueve tanto que una señora le regala 20 pesos, aunque sea para “su pasaje”, mientras el señor con impotencia observa cómo se llevan su mercancía con la que se gana la vida.
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